Enseñanza y aprendizaje

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Una seguidora de la revista nos envió esta imagen. Al verla nos pareció tan triste y tan real. A la escuela llegan pequeños retoños llenos de vida y sueños.

Una vez que ingresan en el mundo escolar, el sistema comienza a hachar todos los brotes que estaban listos para crecer. Poco a poco se va moldeando a esos retoños para que todos sean iguales, muñequitos de madera sin vida. Cierto que no todas las escuelas funcionan igual. Esto funciona según latitudes, según realidades.

Pero muchas veces, quienes se «formaron» dentro del sistema no advierten que existe otra manera más sana de crecer y desarrollarse y dejan a sus retoños en la escuela creyendo que es lo mejor para ellos.

No sé ustedes, pero nos negamos a seguir construyendo muñecos de madera. Queremos una infancia que pueda crecer libremente, sin límites. No los queremos iguales, los queremos únicos.

En ocasiones, la escuela es el lugar para muchos chicos que no pueden ser niños en sus casas y solo tienen esos momentos en la escuela, por lo que ¡todo! en su justa medida.

Coincidimos en que el sistema, aunque parezca tener un enfoque «constructivista» solo los vuelve «parecidos». Pero también, para muchas realidades que están en la pobreza misma, la escuela es refugio, es ser niños, es comida, es no vivir en la violencia misma. No todos tienen la oportunidad de estudiar en casa.

Tristemente en muchos países se vive en el empobrecimiento y de ahí, a la pobreza sistémica, hay un paso. Las escuelas no dan abasto para ocuparse solamente de la educación. ¡Realidades!

HORMIGA DEL COSMOSRIGHT

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